Unas historias llevan a otras, y como sin querer, me veo viajando a una ciudad que ni me había planteado visitar.
Comenzamos viaje.
Nos levantamos muy temprano para dirigirnos al aeropuerto desde el que nos llevarán a Berlín, y de allí hasta su mismo centro, el distrito Mitte.
No sé de qué Berlín hablar, si del turístico, del habitado, del que está en obras, del que se construye o el que se reconstruye…
Con un territorio el doble que el de Madrid y con la mitad de habitantes, unos tres millones, Berlín me termina, o más bien, me sorprende desde el principio.
Yo tenía… yo era muy joven cuando lo de «la caída del muro» y «el fin de la guerra fría»… ver en directo, en sus propias calles, toda la historia vivida en esta ciudad, me impacta.
Pero bueno, a lo que iba, como unas historias llevan a otras… aquí hay bicicletas por todas partes, el carril bici recorre prácticamente toda la ciudad, y si no hay, se lo inventan, porque cuando caminas por las aceras, siempre has de dejar el espacio para ellas, en cualquier momento te vienen con el timbre avisando para que te apartes, y ¡ojo!, ¡porque van rápido y apenas frenan!
Lo cierto es que la circulación de coches por el centro de la ciudad es escasa (hay que pagar un impuesto concreto por circular por esa calles) y los coches les tienen un gran respeto a los ciclistas.
Bicis de todos los tamaños, colores, aspectos, con carritos, con bolsas, individuales, taxis, y hasta ¡circulares de varios pasajeros!



y una cosa que me llamó también la atención son las bicis abandonadas, en cualquier calle te podías encontrar una atada con candado y abandonada… ¿!?


La red de bicicletas de alquiler es bastante extensa. Nos cruzamos
igualmente con grupos guiados que se desplazaban en dos ruedas.
¿Y cómo definiría esta ciudad?, como si de una ciudad «no ciudad» se tratara. Con un duro pasado muy reciente y un presente que no puedo definir tras pocos días allí… Una sensación de pasear por una ciudad que se hace, no se sabe muy bien cómo, en presente, pasado y futuro, conviviendo… y conviviendo en perfecta armonía con la bicicleta.
Esta vez he tenido la suerte de ser yo la que viaja. 😉