Volvemos a dejarnos llevar de unas historias a otras… y un día me encuentro otra vez corriendo…
Mi pasión es la bicicleta de montaña, pero… ¡ay esos «peros»!, el deporte que yo empecé practicando fue el atletismo. Con diez años me vi entrando en un club que empezaba a formarse en la localidad donde vivía, de donde salieron grandes atletas… y empecé a correr, y correr… y eso hacía, correr por caminos y senderos, yendo de aquí para allá compitiendo. Después cambié de domicilio y también de club de atletismo… y después, pasada la adolescencia y ya por mi cuenta, seguí corriendo y corriendo allí donde iba.
Pero, y otra vez un «pero», apareció la BTT y poco a poco y con alguna otra lesión que me impedía correr aunque no pedalear, lo fui dejando…
Y es que a pesar de que el tiempo pasa, no hay manera, la creciente fiebre de correr que le ha entrado a todo el mundo me ha contagiado de nuevo, ¡por supuesto!, así que, poco a poco he ido volviendo a mover las piernas sin llevar pedales debajo, sin ruedas… y sobre todo, sin frenos.
En el nuevo club deportivo donde he entrado recientemente hay también grandes atletas, gente que vive con pasión el deporte, que saben combinar los recursos de los que disponemos, carreteras, mar, montaña, caminos, senderos… parece todo dispuesto para que el disfrute se vuelva un ritual diario del cual no poder escapar.
El domingo se realizó un Trail de 15 km por estas tierras … y allí que me apunté gracias al empuje de la gente del club.
Cierto, una jornada de convivencia haciendo lo que te gusta siempre es de agradecer. Además hizo un día estupendo para correr por la montaña, ¿qué más se puede pedir?
Pues nada, quedar la cuarta en la general y segunda de mi categoría 😀
Creo que vuelvo a estar enganchada… ¿he dejado de estarlo alguna vez?
Seguimos disfrutando.
Uniendo caminos.