Aprovecho este día que dicen que es el día mundial de la bicicleta, para hablaros de Madrid. ¿Y qué tiene que ver esta ciudad con las bicis? Pues más bien poco… y es que por Madrid se ven pocas bicicletas, más aún si la comparamos con otras ciudades europeas.
Una de las que anduvieron por allí hace ya unas décadas, fue la de mi hermana, que yo usé, una bicicleta comprada de quíntuple mano, de carretera, que no le funcionaba ni el cambio y que finalmente fue robada (a alguien aún le podía interesar) de ese mismo sitio que se ve en la foto, ahora, casualmente, ocupado por otra bicicleta.
Acabo de volver de un viaje a Madrid. Apenas he tenido tiempo de pararme a hacer fotos de bicis, pero es que tampoco había mucho donde elegir. Actualmente existe un sistema de alquiler de bicicletas eléctricas que «apunta maneras»… y sí, de vez en cuando ves alguna en funcionamiento, pero aún queda mucho para decir «en esta ciudad se usa mucho la bici». Y es que aún no está preparada para ello. Vayas por donde vayas, el automóvil es el rey. Coches llenan todas las calles, da igual el barrio que pises, da igual si estás en pleno centro, da igual si te mueves hacia el norte o hacia el sur, transites por Serrano, deambules por Chamberí, o esperes paciente un autobús en la Plaza de Jacinto Benavente… coches, taxis, autobuses, y entre medias incluso alguna moto… y de vez en cuando, una bici.
Pero Madrid tiene mucho que contar. ¿O soy yo la que podría contar mucho de Madrid?.
Madrid es mucho más que un Santiago Bernabeu, un Vicente Calderón, sus respectivas fuentes, su Puerta del Sol o el km cero. Allí se respira un ambiente particular, con una mezcla de olor a campo y bocadillo de calamares, con olor a vino dulce frente al Palacio Real, o comiendo churros con chocolate en cualquier madrugada porque siempre hay un sitio abierto para poder hacerlo. Y si miras al cielo mientras caminas desde la Plaza de España hasta la Puerta de Alcalá, te sorprenderás de la cantidad de estatuas que hay en lo alto de sus edificios… sin dejar de entrar al Retiro, y sigilosamente, aparecer frente a un ángel expresando el momento de su caída.
No dejéis de pisar tierra, mientras miráis al cielo, pues las historias del pasado, del presente y de ese Madrid cosmopolita de terrazas que miran al horizonte, pueden sorprenderte…
Y si por casualidad vais por allí, no dejéis de visitar la Casa de Campo, allí sí hay bicicletas, en el gran pulmón de la ciudad, por cada uno de sus rincones… por cada una de sus historias…