Hoy me quedé sin cambio, no de monedas, no, sin cambio de marchas de la bici… esos cablecillos que sujetan, que dan la fuerza necesaria para que se mueva todo el sistema de palancas y engranajes… cedieron. Ahora sí que no hay excusa, he de ir al taller.
Y esto quizá me recuerda, que tengo que olvidar, sí, olvidar que aunque las cosas cambian, es todo lento… Recuerdo cuando fui a comprarme mi primera bici de montaña (BTT), principios de los 90´. Yo tenía bastante claro lo que quería, pero el dueño de la tienda se empeñaba en mirar a mi compañero y ofrecernos, con todo tipo de elogios y maravillas, una bici claramente inferior… Y miraba a mi compañero y le decía, así, como si yo no estuviera, «yo creo que igual esta es suficiente»… Y yo reiteraba mi deseo, mostrando la imagen de la que quería.
¡Qué fiel reflejo de toda una cultura en ese pequeño gesto! Qué tiempos aquellos, aquellos de la «España profunda» (tampoco hace tanto).
Sí, las cosas cambian, afortunadamente, hoy en día sólo tengo que pelearme para que dejen la amortiguación y suspensión para mi peso… y cuesta, no creáis, cuesta hacerles ver que peso 15 kilos menos que lo que viene estipulado de fábrica como mínimo para regularlas…
Sólo quería una BH Top Line 747, roja… imaginad lo que quería venderme el hombre.
Otro día contaré quien está subida en la bici, ¡ah! ¡y dónde terminó la BH! 😉
Ja ja ja!!! Qué recuerdos!!! La bici… con 10.000 km más acabó por…. Sudamérica? Esa bici sí que fue amortizada, sí!!
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Y tú cómo la sabes??? Jajajaj… Terminó en el fin del mundo!! O eso cuenta la leyenda… Pero esto es «spoiler» aajajja A ver si un día nos desvela alguien la verdadera historia 😉
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